domingo, 16 de agosto de 2015

Relaciones entre TIC y socialización

Relación entre TIC y socialización

”Las ciencias están centradas en el papel que la comunicación cumple
en la humanización y la socialización. En cambio la producción comunicativa
se encamina hacia usos tecnológicos y macrosociológicos de
la información cada vez más desvinculados de esas funciones antropológicas.”
(Manuel Martín Serrano) (1)


Introducción

Las relaciones entre los seres humanos tienen un nuevo campo donde generarse, regenerarse, crecer, transformarse. No sólo en lo que más se identifica ahora como “redes sociales” (Facebook, Twiter, Tuenti, etc.) sino también en otros muchos espacios de intercambios informativos abiertos por Internet y la telefonía celular.
Se trata de una transformación en los procesos de producción y recepción de informaciones cuyo sentido más general y cuyas consecuencias en la socialización de los niños, adolescentes y jóvenes se desconocen y generan incertidumbre y preocupación.
En general, son los adultos, más que los jóvenes, quienes se refieren a “nuevas tecnologías”, “nuevas interacciones” o “nuevas relaciones sociales”.
Parece natural que quienes tengan más conciencia de las transformaciones que se producen en las formas de vivir (de trabajar, comunicar, relacionarse con otros) sean los sujetos de mayor edad en tanto que han conocido las situaciones anteriores a esos cambios; y que estas modificaciones sean más difíciles de identificar por parte de los jóvenes.

XXI Usos de las TIC, Relaciones sociales y
cambios en la socialización de las y
los jóvenes

En este artículo nos centramos en un tipo de consecuencias que probablemente están teniendo ya los usos de las TI C, pero que no cabe observar más que a largo plazo: los posibles cambios en las relaciones sociales de los jóvenes y, por tanto, en su socialización, en lo que ésta depende de las interacciones con otros agentes sociales: familiares, docentes, compañeros de trabajo, de estudio, de juegos, etc.
Interacciones que tienen un nuevo campo donde generarse, regenerarse, crecer, transformarse.
Para los jóvenes actuales, usar Internet o el sms es algo tan natural como para sus padres ver televisión o para sus abuelos escuchar la radio. Sabemos que cada generación y cada grupo social “naturaliza” las tecnologías que tiene a su alcance e intenta sacarles partido. Pero queda mucho por descubrir acerca de los usos tecnológicos en los que se ocupan nuestros jóvenes y, aún más, acerca de la trascendencia de tales usos en el conjunto de las relaciones sociales y los procesos de socialización.
En este artículo se pretende señalar determinadas líneas de investigación que parece necesario emprender en el campo de los estudios de comunicación, en el sentido de vincular los usos tecnológicos con el papel que la comunicación cumple en la socialización.
Las actuales tecnologías de la información y la comunicación (en adelante TI C), no es fácil encontrar recursos para investigar de qué modo las interacciones mediante TI C están conformando nuevas formas de entender el mundo (público y privado; físico y psíquico), de articularo desarticular la sociedad y la cultura de los usuarios; de relacionarse con otros, cercanos y lejanos, jóvenes y mayores, usuarios y no usuarios de las mismas TI C.
Hay sobradas razones para referirse a los usos -y no al consumo- de las
Tecnologías de la Información y Comunicación por parte de los jóvenes. La principal de ellas es que muchas veces son creadores de tecnología, con independencia de que sean también consumidores.
De las investigaciones acerca de los usos, cabe esperar que indaguen sobre cuáles son los objetivos: para qué se usa (trabajo, ocio, estudio, etc.) y qué necesidades se satisfacen, qué se resuelve o qué se obtiene. Por ejemplo, sentirse en contacto con amigos, pareja, familia, etc.; sentirse perteneciente a un grupo social, con la valoración que le dé a esa pertenencia; consolidar y ampliar del círculo de relaciones sociales, etc.
Además de los objetivos y las gratificaciones, si se pretende abarcar las consecuencias que tales usos tienen a corto plazo.
Se estudia menos, o se duerme menos, se ve menos televisión, se hace menos deporte o se visita menos a los familiares porque la duración de los días o las semanas no es elástica.
Gran parte de las utilidades que se les ha ido encontrando a estas TI C, y que mejor han desarrollado, está relacionada con la obtención inmediata de información referida a toda clase de bienes y servicios, ofertados y demandados desde cualquier lugar del mundo. Internet
-además de un medio para el correo electrónico y otras formas de comunicación, como las que facilitan las redes-, es un gran catálogo o escaparate mundial de ofertas y demandas, como corresponde a un mercado globalizado.
En este artículo nos centramos en un tipo de consecuencias que probablemente están teniendo ya los usos de las TI C, pero que no cabe observar más que a largo plazo: los posibles cambios en las relaciones sociales de los jóvenes y, por tanto, en su socialización, en lo que ésta depende de las interacciones con otros agentes sociales.
Las relaciones personales ¿se mantienen, se refuerzan, se alimentan con los usos actuales de Internet y la telefonía celular? ¿o pierden autenticidad, densidad, quedan reducidas a contactos que se contabilizan?.
El Messenger les proporciona el escondite perfecto para expresarse sin exponerse. Pueden decir lo que quieran sin temor a la reacción del otro.
Están en el entorno seguro de su pantalla, sin que nadie les vea y sin tener que dar más explicaciones que las que quieran dar. Esto les provoca una pérdida de habilidad en el intercambio personal (la comunicación personal se aprende practicando) y puede desembocar en una especie de “analfabetismo relacional” que les hará el camino mucho más difícil cuando como adultos no tengan más remedio que interactuar con los demás.
El uso de las redes sociales entre los jóvenes se habría multiplicado por seis a lo largo de 2009, lo que supone un aumento del 500% con respecto al mismo período del año anterior
Obviamente, no todos hacen lo mismo ni durante el mismo tiempo. Hay diferencias entre mujeres y hombres que habría que investigar. Igualmente, se mantienen también diferencias en el uso de estas redes en función de las posibilidades de acceso a Internet: quienes tienen acceso ilimitado a Internet en casa y pueden usarlo por la noche son los que participan más modificando sus perfiles, coleccionando amigos y comunicándose con conocidos y desconocidos. Quienes pueden, acceden desde el centro de trabajo y lo hacen repetidas veces en el día, incluso en periodos de vacaciones.
Qué sentido tiene para los y las jóvenes el uso de las redes sociales generadas en Internet: qué representa para cada persona (por ejemplo, una vía de comunicación íntima, una vía para dar a conocer lo que uno considera más propio y procurar que se valore lo propio), qué papel juegan estas prácticas en la sociabilidad, en el desarrollo identitario, etc.
Los mayores no sabemos bien qué representa el uso de las redes para los jóvenes. Y ellos no saben lo extraño que puede ser ese mundo para los adultos.
Para los mayores es un tercer entorno, muy diferente del segundo (el urbano) y éste muy diferente del primero (el natural o rural). Para los jóvenes, todo forma parte de un solo mundo, que es así porque así se lo han encontrado. La conciencia del cambio es de los mayores.
Sobre este fenómeno social y comunicativo no tenemos una tradición libresca que nos ofrezca ya un conocimiento ordenado, porque es muy reciente y muy cambiante. La información sobre estas redes está en la Red; pero en la
Red hay demasiadas cosas y cada vez está más claro que la sobreabundancia informativa ayuda poco a la comprensión.
Estas redes de internautas (y, especialmente, algunas de ellas) están adquiriendo una importancia inusitada, como lo demuestra el hecho de que
Google haya empezado a incluir en sus búsquedas resultados de Twitter, Facebook o MySpace.












 

El éxito de esta clase de redes

Los adolescentes encuentran valiosos referentes para su vida en las personas que conocen en su vida cotidiana y con los muy famosos que son de su gusto, sus ídolos.
Antes de finalizar 2009, Google señaló las diez páginas que el buscador consideraba emergentes entre los usuarios hispanohablantes: colocó en el lugar número 3 Facebook, que ahora se considera la gran red social mundial; y en el lugar número 7 Tuenti, parecida a Facebook, pero más orientada a usuarios hispanohablantes.
Las usan organizaciones grandes, medianas y pequeñas para crear sentimiento de orgullo comunitario y con la intención de acercarse a los espacios (muy reales por más que les llamen “virtuales”) donde pueden ser vistos por los jóvenes y tal vez algunos de ellos se animen a participar.

Los riesgos del uso despreocupado

Debe representar algo importante en la vida de tanta gente para que lo usen, a pesar de los riesgos que se corren. Puede que se esté usando sin tener mucha conciencia de los riesgos, no sólo de que roben las contraseñas y otras claves, sino porque son públicas nuestras vinculaciones familiares, afectivas y amistosas con otras personas.
Datos personales (intereses, gustos, imágenes, videos, etc.) y no sabemos qué uso van a hacer otros con nuestros datos. Por eso no sabemos si nos vamos a arrepentir o no de haberlo dejado ahí. Se están usando para acosar a adolescentes, para suplantar la identidad (digital) de alguien.
Los jóvenes son más despreocupados que los mayores para facilitar informaciones como el lugar donde trabajan o estudian, la dirección de e-mail o el cumpleaños.
En la propia página de inicio, cada usuario hace su performance, su construcción (pública) del yo, su exhibición.
Las conexiones son públicas; algunas lo son a primera vista: aquellas cuyos comentarios al amigo quedan escritos a la vista de todos. Pues hay observadores. Nada se oculta: ni la amistad, ni las conversaciones, ni la descripción que cada cual hace de sí mismo. La mayoría dejan al descubierto sus datos personales.
No sabemos quien terminará oyendo o leyendo nuestras expresiones, ni donde estarán esas personas cuando lo hagan. Pero sí sabemos que, si alguien se lo propone, le bastará con teclear un poco para encontrar a cualquiera; puede hallar fotos de quien busque si alguien las dejó en la Red. Y puede apropiarse de sus expresiones escritas o habladas, de todo lo publicado.
Si, a pesar de todo esto, se sigue usando es porque tampoco importa mucho; o importa, pero se acepta entrar en el juego. En todo caso, significa que en nuestra vida se ha producido este cambio fundamental: lo público juega un papel diferente porque interactuamos con los demás de una forma que antes no existía, aunque lo hagamos con personas que ya eran conocidas para nosotros.
Obviamente, la socialización adecuada no está en absoluto garantizada; y es más difícil que lo esté cuando el sistema social carece de mecanismos para ordenarla: no establece con claridad qué espera de los adolescentes y jóvenes; ni qué lugar (simbólico y material) podrán ocupar los miembros jóvenes (profesiones, funciones paterna y materna, etc.) en una sociedad cohesionada.
O, expresado en otros términos, cuál será su identidad social. El riesgo de desintegración social es tanto mayor cuanto menos se perciban por parte de todos, y especialmente de los jóvenes, la prioridad de determinados objetivos, la coherencia del sistema de valores o la congruencia entre valores y conductas de quienes son referentes para ellos.
Entre los mecanismos para ordenar la socialización de los individuos, suelen citarse las instituciones mediadoras que actúan en primera instancia, como la familia y la escuela. Según en qué momentos y lugares, los clanes, las iglesias o los medios de comunicación pública tienen cierta relevancia en el encauzamiento de los deseos, la aceptación de los hábitos y normas sociales, la interiorización de creencias y valores. En todos los casos, estas instituciones mediadoras deben tener personas capacitadas para enseñar e influir en los niños con la finalidad de que éstos lleguen a ser, como ciudadanos adultos, sujetos de derechos y deberes.
En todas las épocas, además de estos agentes formales (familia, escuela, organizaciones diversas), la socialización se produce como consecuencia del conjunto de interacciones en las que participa el individuo; y, por ello, siempre ha tenido una importante dimensión socializadora la interacción en el grupo de iguales, que tiene lugar en la vida cotidiana, fuera del marco escolar (salvo “el recreo”) o laboral; en lo que suele denominarse “tiempo libre”.
Estas interacciones en los grupos no organizados formalmente (de amigos, compañeros, pares) han devenido más relevantes en las últimas décadas. 










La socialización en los entornos familiares

Durante la infancia tienen lugar las primeras etapas –y probablemente las más decisivas- en la socialización de los niños y niñas. En cada sociedad se espera que la familia actúe como una especie de microsistema social, donde se respetan y se hacen respetar las normas y valores del conjunto. Asumir el rol de hijo o de hija significa de entrada aceptar la autoridad de los padres, los límites que ellos imponen a la conducta y, en general, las pautas que ellos establecen para las relaciones entre los miembros de la familia.
Ese conjunto de relaciones sociales que se dan en el seno de la familia puede verse afectado por el uso que se haga de las TI C, incluyendo entre ellas las tecnologías que ya son consideradas “tradicionales” como el teléfono, la radio o la televisión.
Pidió a una muestra de españoles que mostraran su acuerdo o desacuerdo con ciertas afirmaciones preocupantes, a propósito de cómo puede estar repercutiendo Internet en las relaciones sociales y en las interacciones comunicativas de la familia. La proporción de quienes asentían más con dichas frases era mayor entre los entrevistados de las clases socioeconómicas más débiles y los niveles de estudio más elementales. En todo caso, registramos que jóvenes y mayores se repartían las pantallas en el interior del hogar familiar de la manera siguiente:
“a) los mayores (padres y abuelos), más apegados al teléfono fijo y prestando más atención a las producciones audiovisuales de la radio o la televisión.
b) los jóvenes (adolescentes y jóvenes mayores de edad) sacando partido a las cualidades del teléfono móvil y siguiendo con más interés las producciones multimedia, a través del ordenador.”
Siete años más tarde es más evidente el reparto de pantallas entre jóvenes y mayores. Los primeros pueden usarlas todas (según para qué cosas). Los segundos (abuelos/as y aún muchos padres y madres) siguen siendo fundamentalmente receptores de televisión.
Aunque muchos de ellos necesitan que los hijos les enseñen el uso y las posibilidades de los instrumentos de comunicación -y ello puede hacerles sentirse dependientes de los hijos sin querer serlo- los padres pueden conocer las TI C que manejan los hijos y, si lo estiman necesario, poner límites a su uso.
En las “redes sociales” creadas en Internet, los padres son los primeros que pueden localizar el perfil y todo lo expresado por un adolescente, si están interesados y saben hacerlo (una minoría). Son los primeros que pueden comprobar qué páginas visitan o seguir las conversaciones del hijo o la hija con otras personas, en sitios como Facebook o Tuenti.
Como es natural, esta incursión de los padres no es deseada por los hijos, porque prefieren tener espacios propios para sus relaciones sociales y no mezclar éstas con las familiares.
Estas y otras cuestiones hacen que, de algún modo se pregunten qué deben poner en este espacio que supuestamente sólo debería interesar a sus amigos y a otros como ellos, pero de hecho puede observarlo todo el mundo, incluidos sus padres y otros familiares. ¿Se puede escribir con entera libertad para los amigos y, al tiempo, quedar bien con los padres? ¿Se puede contar lo que se ha hecho y lo que a uno le gustaría hacer? Puede que verse obligado a hacerlo sea parte de lo que le ayuda a uno a madurar, comprobando dónde están los límites de su expresividad en cada entorno y, a fin de cuentas, seleccionando “lo que puede ser dicho, y las maneras de decirlo”.
A su vez, si los padres quieren, pero no pueden, controlar las conversaciones de los adolescentes (que no son privadas, pero sí entre comunicantes elegidos), también es probable que se sientan confusos, sin saber qué hacer al respecto. Quizá observen que el ordenador fue comprado para que los hijos saquen provecho en los estudios, pero lo utilizan más para el ocio; y perciban que, en su propia casa, los hijos están físicamente, pero intercambiando no se sabe qué datos y opiniones con no se sabe quién.
De hecho, puede que se trate de una conexión con otros familiares lejanos o con alguien que, por afinidad, ha terminado convirtiéndose en un familiar, si bien electivo. Esta parece ser la dirección en la que están transformándose las relaciones familiares más allá de las protagonizadas por los que comparten un hogar. Tal vez, con algunos de ellos, el contacto sea más regular porque la afinidad sea mayor; con otros será más esporádico. Pero, en todo caso, el contacto no exigirá prácticamente ningún esfuerzo.
El teléfono móvil también ensancha la libertad de los jóvenes respecto a sus familiares: por una parte, permite más libertad de horarios y movimientos a los jóvenes; por otra, también permite más control a los padres, pero no tanto como éstos quisieran.
Los hijos e hijas pueden comunicarse con personas
de las que no quieren dar noticia a sus padres y pueden hacerlo por la portabilidad del teléfono.
La investigación social debe seguir enfocando los cambios en las relaciones
familiares asociados al uso de las TI C y los cambios en el hogar y sus diferentes utilidades: descanso, ocio, educación, trabajo, etc. 









La socialización en los entornos escolares

La primera institución de socialización secundaria (donde comienza la Educación formal) está experimentando cambios como consecuencia de la aparición y uso de las TIC dentro y fuera de los centros.
La televisión principalmente y en algunos contextos sociales la radio y la prensa, era “el aula fuera del aula”,una escuela paralela para sujetos de todas las edades, que la escuela podía tomarla en cuenta e incluirla entre sus objetos de estudios en la medida de sus posibilidades.
Hoy el reto de las instituciones educativas, es mayor en tanto que la accesibilidad y el manejo de las TIC incide en la educación de niños, adolescentes y jóvenes escolarizados. No sólo proporcionan lenguajes, visiones del mundo, valores y pautas de comportamiento, sino que también presionan para transformar los modos de enseñar y aprender utilizando ciertas tecnologías.
Ahora, los padres y los educadores tienen que mediar entre lo
que aparece en los medios de comunicación pública y lo que saben los hijos/ alumnos. Tienen que saber usar las TI C para conocer lo que por ellas circula, cómo funcionan, qué puede encontrarse a través de ellas, qué usos son deseables e indeseables, qué riesgos se asumen, etc. Y, tienen que saber utilizarlas para no renunciar a sus potencialidades en beneficio de la formación. 
 


Esa utilización de las TI C ¿cambia las relaciones entre profesores y estudiantes?

Están modificándose tanto el rol de los profesores como el de
los estudiantes, porque el cambio tecnológico se produce a la vez que ciertas transformaciones pedagógicas. Se pretende que el proceso esté centrado en el aprendizaje del estudiante y que sea éste el principal agente de su educación. El profesor no estará disponible sólo en el aula para el asesoramiento del alumno, porque tendrá que seguir los pasos de su aprendizaje para ayudarle durante el curso, no sólo para evaluarle al final.
Si el conocimiento es una actividad mental de un sujeto con respecto a un objeto, finalmente aprende, quien consigue organizar los datos de modo tal que le encuentra un sentido a esa organización. La ayuda de los profesores y de los padres sigue siendo necesaria.
La tecnología convierte en accesible lo que antes no lo era, gracias a ello se acercan sujetos y objetos de estudio.
Cada tecnología brinda unas posibilidades distintas y su conocimiento requiere horas de estudio, los dispositivos aparecen y evolucionan rápidamente que no hay manera de organizar un aprendizaje ordenado y controlado sobre ellos.
Se espera de los profesores que lleven a cabo una mediación humana que ayude al aprendizaje, ante una transformación tecnológica tan rápida.
Los centros educativos, no tienen recursos humanos para organizarlo, donde se resuelve el problema del acceso, queda por resolver el problema de la formación y el problema de la mediación humana que se requiere cuánto más sofisticada sea la tecnología.
La mediación humana no se ha considerado tan necesaria como el acceso: se proporcionan computadoras, aplicaciones para hacer a distancia una serie de actividades para acceder a la documentación necesaria.
Cuanto más se use la tecnología en la comunicación y en la educación, más necesaria e importante es la mediación de los educadores para que el aprendizaje sea posible y consistente.
El educador es quien tiene que diseñar una estrategia didáctica y conducir unas actividades de aprendizaje de los estudiantes.
Para que los educadores tengan esa capacidad de mediar, han de adquirirla primero y ello requiere la intervención de otros mediadores y expertos en la generación del conocimiento.
Los docentes deben ir olvidándose de que “impartir sus
clases” consiste en “transmitir información”. Deben ayudar a que el estudiante aprenda. La mediación del docente consiste en procurar que el
estudiante aprenda a manejar la información, interactuando con otros en una comunidad de estudio. Una comunidad tan real como son las llamadas “comunidades virtuales”, creadas en torno a un periódico, un blog, un foro o una red de profesionales o ex-compañeros de estudios.

Como anticipaba Manuel Castell en la Lección
“… aparece un segundo elemento de división social mucho más importante es la capacidad educativa y cultural
de utilizar Internet. Lo que se trata es de saber dónde está la información, cómo buscarla, cómo procesarla, cómo transformarla en conocimiento específico para lo que se quiere hacer. Esa capacidad de aprender a aprender, es socialmente desigual y está ligada al origen social, al origen familiar, al nivel cultural,al nivel de educación. Es ahí donde está, la
divisoria digital en estos momentos.”

Se irían limando las diferencias sociales si los usuarios, adquiriesen todos la capacidad para seleccionar, cribar, distinguir
el valor de las múltiples ofertas de productos, servicios, trabajos, datos, etc.


























































































¿Cómo se adquiere esa capacidad?
Si se adquiere en el grupo de pares, cada individuo se apropiará de estas tecnologías dependiendo Juventud y nuevos medios de comunicación.
No todos los jóvenes y adolescentes van a los mismos centros educativos, ni tienen lo mismos grupos de pares, esas diferencias siguen operando en las posibilidades que tienen los jóvenes de sacar partido a las TI C y de relacionarse con otras personas. 







































La socialización en otros entornos. El ocio de jóvenes y adolescentes

No hay una dimensión de nuestra vida que no se esté viendo transformada por la innovación tecnológica y las posibilidades de manejar la información. Sin embargo, se observa cierto desconcierto en el que influyen factores: miedo y desinterés, entre otros.
“Pero miedo, ¿de quién? De la vieja sociedad a la nueva, de los padres a
sus hijos, de las personas que tienen el poder anclado en un mundo tecnológica, social y culturalmente antiguo, respecto de lo que se les viene encima, que no entienden ni controlan y que perciben como un peligro, y en el fondo lo es. Porque Internet es un instrumento de libertad y de autonomía, cuando el poder siempre ha estado basado en el control de las personas, mediante el de información y comunicación. Pero esto se
acaba. Porque Internet no se puede controlar”
La extensión de las TI C depende, no sólo de las infraestructuras y las capacidades, sino también de otros elementos familiares, locales, comunitarios, de la vida cotidiana, que dinamizan la apropiación de las tecnologías más innovadoras. hay sectores que no ven la necesidad ni las ventajas de una adaptación urgente a la tecnología. Pero, no es el caso de los niños, adolescentes y jóvenes, suelen apropiarse las consolas, los móviles y las computadoras en tiempo de ocio. Tampoco está claro, que sean más extrovertidos, o que prefieran tratar on line los temas importantes para ellos.

Así lo recogen Víctor Pérez- Díaz y Juan Carlos Rodríguez (2008) en un estudio patrocinado por la Fundación Vodafone:

Un 62% (49% de los niños) dice que hablar on line con sus amigos le hace
sentir como que siempre pueden estar conectados, en el buen sentido. Un
34% dice que le hace sentirse guay (cool), pero, como cabe esperar, este sentimientoabunda más entre los niños (52%) que, seguramente, se sienten mayores al comunicarse con sus amigos por Internet. No son pocos (41%) los que afirman que les hace sentirse libres (sólo un 18% de los niños). Y son muy pocos los que mencionan respuestas negativas: no cercano a mis amigos (9%), nervioso (4%), como que siempre puede estar conectado, en el mal sentido (3%)

¿Por qué les gusta tanto hacer contactos, saludarles y recibir respuesta en estos sitios? ¿Qué lugar ocupan estos intercambios respecto a los intercambios donde se ven las caras?
Los jóvenes actuales son los que más tiempo han pasado en casa de pequeños. Si los hijos pasan mucho tiempo en casa, ese tiempo hay que llenarlo con algo; las TI C palian la soledad y ayudan a relacionarse con el grupo de amigos, ideal para compartir las informaciones, experiencias, inquietudes, etc. durante las horas de ocio.

Los entornos que suelen llamarse virtuales, donde están convirtiéndose en algo esencial para ser una persona integrada en aquellos círculos que cada uno tiene por grupos de Referencia.Las redes en Internet ofrecen encuentros complementarios y alternativos. Quizá se trate, de simular una forma de ser, de aparentar una forma de vivir, de exhibir unas relaciones y una cadena de amigos.
Saben como nadie que hay grados de amistad y que la interacción permanente se produce con un número de personas muy inferior al que se
colecciona como “amigos”.Y lo que se observa, cuando se entra allí son los intercambios informativos sobre lo que han hecho o lo que van a hacer.
Si lográramos desentrañar qué clase de satisfacción buscan, estaríamos más cerca de comprender para qué participan en esas redes.
Una hipótesis es que encuentran compañía, proporciona el contacto continuo; la sensación de que los conocidos y los desconocidos están ahí, al
alcance de la mano. La banda ancha ha añadido posibilidades de verse y oírse en directo y gratuitamente. Son aparatos que se conectan sabiendo que siempre hay alguien al otro lado.
Mediante Internet, los jóvenes conectan con los otros, los gustos, valores y actitudes, aunque esté lejos geográficamente. En los medios de masas, como radio y televisión cada vez aparece más gente común y corriente, para que los espectadores se vean reflejados a sí mismos y para que intervengan desde sus casas, con sms, e-mail o llamadas telefónicas. La conversión de muchos usuarios radicionalmente receptores en emisores de información en medios públicos, colgando textos, fotos, audios, videos y cualquier combinación de formatos posible.

¿Afecta a los procesos de construcción de su identidad?

Los jóvenes y adolescentes están modelando su identidad social en todas sus apariciones y encuentros con otros. Lo hacen, en primer lugar a través del cuerpo, la vestimenta, los gestos, las expresiones verbales con sus tonos, etc. Causan una cierta impresión y, si les parece que deben cambiar algo para causar una impresión distinta, lo cambian. vamos observando e interpretando las reacciones de los demás a lo que hacemos y decimos; y ajustamos nuestro comportamiento si lo creemos conveniente.
igual que cuando nos presentamos físicamente en la vida cotidiana,
también lo hacemos cuando elaboramos nuestros perfiles en estos espacios
públicos, explicitando nuestros gustos e intereses.
Esta forma de construirse una identidad es fruto de su libertad. Lo hacen a
partir de afinidades con otros que han sido explicitadas.

En una sociedad donde se ha fomentado el individualismo, paradójicamente se valora al individuo en tanto es miembro de aceptado por un grupo. El grupo de pares, además de observar, aprueban o desaprueban lo que ven de su amigo esto puede complicar las relaciones como sucedería fuera de Internet si anduviesen por la calle con una pancarta que
indicase el orden de sus amistades.
En muchos casos se trata de relaciones preexistentes (de amigos o familiares) que se quieren mantener. O se trata de conexiones que estaban latentes, con personas con las que hay alguna clase de relación.
Cualquier persona con medianas habilidades para la relación con otros puede sentirse abrumado por exceso de “amistades” y no saber qué hacer con ellas.
“¿no quieres enviarle un mensaje de despedida?”. Entonces es cuando el usuario comienza a sentirse más enredado de lo que desea. 











Conclusión

En tanto que la socialización está mediada por el conjunto de sus relaciones sociales, dejando de lado otro tipo de repercusiones en la socialización, la personalidad y la identidad de los sujetos, por las habilidades que se adquieren (y las que se pierden) para la creación, la comunicación y la construcción del conocimiento.
Es pronto para saber cuáles serán las consecuencias o las implicaciones de un modo de socialización tan basado en las conversaciones
con los iguales.
Lo público, en Internet, son espacios de sociabilidad, generan y refuerzan relaciones de unos con otros; sus miembros adquieren la satisfacción de sentirse integrados, pero serlo en uno de los miles de microgrupos sociales.
No sería prudente desconocer que hay comunidades
cuyos miembros perciben el conjunto social como algo ajeno a su vida y la vida de “los suyos”.
El conocimiento de las consecuencias que tiene el uso de las TI C en los
comportamientos, en las formas de relacionarse y en una socialización
representa uno de los grandes retos para los investigadores de nuestro
tiempo; pero debe contemplarse otra línea contigua:
el modo en que los jóvenes (y los mayores) usan las TI C por querer mantener
unos comportamientos, unas relaciones o unas identidades sociales.
En el primer caso, situaríamos la emergencia de las TI C como
desencadenante de los cambios en otros órdenes de la vida; en el segundo,
enfocaríamos su uso como resultante de factores anteriores. En
ambas direcciones nos queda mucho por saber.